viernes, 27 de abril de 2012

Perdón


Según la definición de la Real Academia Española, perdón es la “acción de perdonar” y perdonar “dicho de quien ha sido perjudicado por ello: Remitir la deuda, ofensa, falta, delito u otra cosa”. Menudas palabras. Menudas acciones. Qué fácil es decirlo, pero que difícil es pedirlo con sinceridad y sentimiento. Y qué fácil es conceder el perdón cuando éste se pide de corazón.

Se suele pedir perdón en casi todos los ámbitos. Pero si hay un marco en el que en muy raras y contadas ocasiones se pide es en la política y en el institucional. Sin embargo, hace unos días se rompió este tabú y su Majestad el Rey de España, Don Juan Carlos I, pidió perdón a todos los españoles por su desafortunado viaje a Botsuana. “Lo siento mucho. Me he equivocado, no volverá a ocurrir”
En España, los políticos de primera fila (salvo alguna excepción) no han pedido perdón nunca por sus actos o por sus omisiones, ni aun cuando han sido condenados por algún delito. Y mucho menos si han hecho una gestión desastrosa, han mentido a los ciudadanos o han incumplido sus promesas electorales. Se puede estar o no de acuerdo en que esos “políticos profesionales” deban pedir perdón porque siempre habrá personas que defiendan las decisiones que hayan tomado o dejado de tomar.

Pero donde todos, sin excepción, estamos (o estábamos) de acuerdo, es en el perdón que tienen (o tenían) que pedir los asesinos presos de ETA a sus víctimas. Pues este requisito, esta condición para que esos asesinos pudieran acogerse al “acercamiento a las cárceles del País Vasco” lo ha eliminado el Ministro de Interior Jorge Fernández Díaz con su nuevo “plan de reinsercción de terroristas”

Os recomiendo la lectura de “Sin Perdón”, un artículo de Rosa Díez, portavoz y diputada de UPyD en el Congreso, sobre este último punto. Es digno de leer y del que estoy plenamente de acuerdo.

Para acabar, os diré que me ha tocado pedir perdón muchas veces, y también he tenido, y sabido, perdonar. Pero, os pregunto ¿se puede perdonar sin olvidar? Yo creo que es muy difícil separar ambas acciones y no siempre es posible el olvido.

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