Según la definición de la Real
Academia Española, perdón es la “acción de perdonar” y perdonar “dicho de quien ha sido perjudicado por ello: Remitir la
deuda, ofensa, falta, delito u otra cosa”. Menudas palabras.
Menudas acciones. Qué fácil es decirlo, pero que difícil
es pedirlo con sinceridad y sentimiento. Y qué fácil es conceder el perdón cuando éste se pide de corazón.
Se suele pedir perdón en casi todos
los ámbitos. Pero si hay un marco en el que en muy raras y contadas
ocasiones se pide es en la política y en el institucional. Sin embargo,
hace unos días se rompió este tabú y su Majestad el Rey de España,
Don Juan Carlos I, pidió perdón a todos los españoles por su
desafortunado viaje a Botsuana. “Lo siento mucho. Me he equivocado, no volverá a ocurrir”
En España, los políticos de primera
fila (salvo alguna excepción) no han pedido perdón nunca por sus
actos o por sus omisiones, ni aun cuando han sido condenados por
algún delito. Y mucho menos si han hecho una gestión desastrosa,
han mentido a los ciudadanos o han incumplido sus promesas
electorales. Se puede estar o no de acuerdo en que esos “políticos
profesionales” deban pedir perdón porque siempre habrá personas
que defiendan las decisiones que hayan tomado o dejado de tomar.
Pero donde todos, sin excepción,
estamos (o estábamos) de acuerdo, es en el perdón que tienen (o tenían) que pedir los
asesinos presos de ETA a sus víctimas. Pues este requisito, esta
condición para que esos asesinos pudieran acogerse al “acercamiento
a las cárceles del País Vasco” lo ha eliminado el Ministro de
Interior Jorge Fernández Díaz con su nuevo “plan de reinsercción de terroristas”
Os recomiendo la lectura de “Sin Perdón”,
un artículo de Rosa Díez, portavoz y diputada de UPyD en el
Congreso, sobre este último punto. Es digno de leer y del que estoy
plenamente de acuerdo.
Para acabar, os diré que me ha tocado pedir perdón muchas veces, y también he tenido, y sabido, perdonar. Pero, os pregunto ¿se puede
perdonar sin olvidar? Yo creo que es muy difícil separar ambas acciones y no siempre es posible el olvido.
Además, es muy fácil vocalizar la palabra "perdón" o "perdóname" por lo que yo considero que hacerlo no tiene ningún mérito y no hacerlo sí debe de tener todas las consecuencias de no querer siquiera hacer algo tan sencillo.
ResponderEliminarLo que se debe de exigir, en el caso de los terroristas, no es la simple y sencilla verbalización sino que se haga notar y sentir a las víctimas el arrepentimiento y se cumpla con la reparación del daño causado, la condena de los actos violentos y la colaboración con la justicia para esclarecer TODOS los hechos. De manera diáfana, pública y expresa.
Es mi humilde punto de vista. Un saludo. Afldo BCN 7775