Este domingo fui a la Romareda con mi sobrino a ver el partido entre el Zaragoza y el Barça. Tanto él como yo somos aficionados al Barça, y el chaval, que tiene 10 años, llevaba orgulloso su camiseta firmada por Henry. Pues bien, unos “señores cuarentones" le estuvieron cantando el himno del Zaragoza a lo largo de toda una calle con la finalidad de asustarle, meterse y reírse del chaval.
Lo que vengo a criticar aquí es al “aficionado imbécil” que insulta, que amenaza o bien que te mira con odio y desprecio sólo por ser del equipo contrario.
Y de estos polvos salen estos lodos.Y de esta gente salen los radicales del fútbol, y viceversa. Y cuando hablo de radicales no puedo dejar de referirme a los “anormales” de los Boixos Nois (o cualquier otro grupo ultra) que acuden a los campos de primera división.
Estos aficionados ultras, que tanto “aman” al Barça sólo hacen que perjudicarlo y que el resto de la afición rival (y propia) se vuelva en contra no sólo del Barça, sino también de Cataluña y los catalanes.
No se puede tolerar que esa gentuza insulte a la afición rival, insulte al equipo contrario y, sobre todo, insulte a la Virgen del Pilar. Hasta Guardiola les mandó callar cuando estos impresentables cantaban “a segunda, oe oe”. Pero también critico, aunque comprendo la reacción, a la afición del Zaragoza (y supongo que la de muchos otros equipos) cuando responden con cánticos de “puta Barça y puta Cataluña”. Esta gente no representa ni al Barça, ni mucho menos a Cataluña. Como ningún grupo ultra o terrorista representa a nada ni a nadie.
Esta kale borroka del fútbol tendría que desaparecer. Los equipos, las instituciones y la propia afición tendríamos que aislarlos y que vieran el fútbol en sus casas. Ejemplo como el de Jan Laporta, independientemente que caiga bien o mal por sus ideas políticas, al expulsar a estos ultras del fútbol tendría que ser imitado por el resto de los presidentes del resto de los equipos del fútbol español y mundial; pero claro, luego está esa gente que se supone normal y que no pertenecen a grupo ultra alguno que van amedrentando a niños de 10 años. Y ¿qué hacer con ellos? La respuesta es educación, respeto y saber comportarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario