Os quiero hablar de mi experiencia de este 29 de septiembre con (el intento de) la huelga general convocada por los sindicatos. De los datos de participación, repercusión y demás ya se encargaran los medios de comunicación, el Gobierno y los sindicatos.
La huelga inútil convocada por los sindicatos está fuera de lugar, de tiempo y contexto. No ha servido para nada. Bueno sí. Ha servido para darnos cuenta de qué clase de sindicatos tenemos en España. Unos sindicatos de estómagos agradecidos que cuando de verdad tenían que plantar cara a este Gobierno nefasto de Zapatero no lo hizo. Y no lo hicieron entonces porque eran (y son) culpables y coautores con su dejadez, pasotismo y falta de iniciativa sindical de esta grave crisis económica, social y política que sufre España, la cual, a mi juicio, está muy enferma, y los que deben curarnos no son “médicos” sino “curanderos”.
Vamos a la jornada de huelga. Desde hace mucho tiempo vengo diciendo que yo no iba a hacer huelga y que iría a trabajar, a visitar a mis clientes, los cuales, por cierto, me decían que ellos tampoco iban a cerrar sus puertas. “Cómo vamos a cerrar la ortopedia tal y como están las cosas”. Por la mañana he trabajado por Zaragoza y muchos (por no decir todos) comercios, tiendas, bares, bancos, supermercados estaban abiertos. Algunos con las persianas que cubren los escaparates bajadas, pero con la puerta abierta.
Por la tarde he viajado en AVE con destino a Madrid y sin ningún tipo de problemas. Los servicios mínimos de Renfe han funcionado perfectamente. Una vez llegado a la Estación de Puerta de Atocha me he dirigido al Metro y de nuevo un servicio perfecto. No sé si el número de pasajeros era menor o no que otro día, pero se veía movimiento y no he oído que la gente se quejara de largas esperas entre un tren y otro. Tampoco sé como se ha vivido la huelga a nivel de calle en Madrid, porque del metro me he ido al hotel situado en el Campo de las Naciones.
Si voy a dar mi opinión de los mal llamados piquetes “informativos”. Para mí son gente que se cree que tiene vía libre y derecho para destrozar, ensuciar, amenazar, insultar, agredir a los que queremos trabajar, a los que pensamos diferente. Son unidades de kale borroka disfrazados de piquetes.
Y luego están los dirigentes sindicales. Desde estas líneas pido la dimisión de todos los dirigentes que se han quejado de la actuación policial acusando a nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de brutalidad policial hacia los piquetes. Cómo se puede ser tan sinvergüenza y hacer dichas afirmaciones cuando los piquetes informativos han quemado contenedores de basura, han roto escaparates, lunas y retrovisores de autobuses y camiones, han cerrado comercios, han agredido a transportistas, han amenazado a trabajadores, han zarandeado coches, han tirado cócteles molotov, y así un largo etcétera de actos de la más pura y radical kale borroka. ¿Quién va a pagar estos desperfectos? ¿Quién va a dar la recaudación a ese comercio que han obligado a cerrar? ¿Quién va a pagar los desperfectos de los autobuses? ¿Quién va a pagar los nuevos contenedores de basura?
Por cierto, esta gentuza que conforma los piquetes informativos, ¿mañana dará los buenos días a su compañero que hoy ha amenazado y le ha insultado por ir a trabajar? ¿Mañana irá al bar o la tienda de la esquina o al centro comercial que ha obligado (o intentado) a cerrar o le ha puesto pegatinas en sus escaparates? ¿Harán como si no ha pasado nada? ¿Llamarán mañana a la policía porque un gamberro le ha roto el retrovisor de su coche?
No niego ni me opongo que los sindicatos sean necesarios en la actualidad. Pero hoy en día, los líderes sindicales, que no los sindicatos, son sólo estómagos agradecidos de los distintos Gobiernos socialistas, y más en concreto de este inútil Gobierno que tenemos en la actualidad.
Y para acabar, y en una cosa estoy de acuerdo con los líderes sindicales: el Gobierno tiene que rectificar. Si tiene que rectificar pero para convocar elecciones ya.
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